Comprar productos artesanales apela a la independencia, a la búsqueda de algo distinto y a la rebelión contra las macromarcas generalistas.
El movimiento de elaboración artesanal es una manifestación de las tendencias de los consumidores a largo plazo: la búsqueda de la autenticidad, la celebración de lo local y el deseo cada vez más intenso de darse un capricho.
Lo que prima es la experiencia. Los consumidores desean verse reflejados en la historia que subyace tras los productos que consumen. Desean que tengan carácter y que vayan embotellados en envases de vidrio, cuyo aspecto auténtico respira herencia y tradición por todos los poros. Cada vez son más los consumidores que están dispuestos a pagar más por las marcas que subrayan su historia y su legado. Esto aporta caché a los productos y los diferencia de los demás.